El destacado de la semana...


EL PELIGRO DE RONCAR


Tomada de www.kienyke.com

Por Álvaro Bejarano

Los periódicos del jueves trajeron una noticia que conturba porque la gran mayoría de los mortales padecemos del mal del ronquido. El señor Harris Robinson, curtido lobo de mar de la Armada Norteamericana, tiene hoy 59 años y anduvo por los mares del mundo. Los licores, los mareos, las zambras portuarias tornaron los sueños del contramaestre en una penalidad a quienes le quedan cerca, a excepción de la esposa que en quince años de forzosa compañía se ha acostumbrado a los ronquidos expelidos por la garganta del lobo de mar. 

Nosotros ignoramos las causales para que un humano produzca tan desapacibles ruidos que semejan un pujante camión ascendiendo la cumbre montañosa de Armenia a Ibagué. Conozco un amigo que cuando cierra el párpado es la única persona que duerme en muchos metros a la redonda. Un marido roncador tiene como absoluta responsable de los ruidos a la esposa, pues esposa con iniciativa para las maromas de alcoba no deja dormir a su consorte. Quienes sean potables como seres  humanos deben ser como ese inolvidable personaje de Borges, "La lujanera" a quien "mirarla no daba sueño".

Los hombres que roncan tiene sin lugar a dudas una acentuada virilidad. Es potestativo de las fieras el roncar. Los pobres gatos apenas emiten un gutural sonido. Los perros falderos de las señoras chic, apenas producen un ronroneo intenso. En cambio en donde duerme un león o un tigre hay la sensación de que un dios violento está mirando sus propias interioridades. El roncador está en batalla consigno. Cada sonido es la afirmación de que el sueño es apenas un pequeña evasión del mundo real pero que sigue aferrado a él. En el sueño morimos un poco y si no roncamos quiere decir que nos hemos desvinculado y hemos muerto de verdad. Ronco, luego existo, podemos decir parodiando al francés.

El roncar es un acto de soberanía. Alguien llamó a la cama la isla de los sueños, y uno es su propia y particular isla puede hacer lo que le venga en gana como lo hace en Los Ángeles Harris Robinson sin que ello sea motivo para demandas judiciales. Como Colombia está recobrando su soberanía yo puedo decir tranquilamente que soy: Roncador y Quitasueño.



  17 de septiembre e 1972. 
Tomado de Redes y vientos, Cali, Universidad del valle, 1978.


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